
![]() Ilustración de: B. TULLA | AVANZAMOS desde días de nieblas y penumbras desde el silencio mineral de la noche o la soledad más aterida ésa que muestra, no la máscara, sino el rostro ese algo todavía entre humo y ceniza que nos lleva, con paso nítido, a la mañana indeformable de los vivos nada confiábamos ya entonces a las líneas quebradas de las manos o la red de senderos que se cruzan éramos como raíles tentáculos de hierro al infinito manos de forja para precaver el cataclismo exacto de lo incierto avanzamos sin perfil y sin nombre el rostro inconsistente como cera gota en la oleada del tiempo y el nombre la indispensable adiposidad para la continuidad del cuerpo avanzamos al abrigo de vientos y mareas en la escasa geografía sin sobresaltos del suelo de la casa y el asfalto bajo luces de neón que suplantan las estrellas nada sospechamos entonces de las islas y el desafuero de su tropel de espumas nada supimos del frenesí de abismo que gozan las mareas de la rama que tiende sus yemas al precipicio azul o al mar desde el acantilado nada nos previno de la apariencia de suelo que son las arenas que las aguas desertan del vacío sin mar de la bahía que todo lo silencia y descubrimos la consistencia de aire de los cuerpos en el cruce de caminos el peso de pájaro en el junco que tienen los afectos la huella abierta que dejan las ausencias aunque pasen los vientos y sigan las mareas y los astros titilen, ajenos, a lo lejos Texto de: EMILIA OLIVA ![]() |